noviembre 16, 2017

101 preguntas sobre la alta sensibilidad

Qué relación hay entre el alta sensiblitat y la ansiedad? 
T.  Nandín
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Se trata en realidad de una relación indirecta. Las PAS tenemos un sistema nervioso más estimulable y por este motivo, llegamos a un estado de activación fisiológica más rápidamente que el resto de las personas. La activación fisiológica es la manera en la cual nuestro cuerpo se prepara para hacer frente a cualquier amenaza (real o imaginada) o simplemente para afrontar cualquier situación difícil. Cuando el sistema nervioso se activa, el coro se acelera ligeramente, las pupilas se dilatan, la musculatura se tensa, nuestra atención se agudiza…

Esta respuesta fisiológica tan rápida que tenemos las P.A.S. muy seguro que sería una ventaja para la supervivencia de adelante de un depredador en tiempos prehistóricos, pero puede acabar volviéndose una desventaja en nuestra sociedad actual, donde nuestra supervivencia no peligra, pero dónde hay tanta prisa, retos diarios y un montón de estímulos por todas partes. El resultado es que, si no nos cuidamos, podemos acabar viviendo continuamente sobreactivados (cuando vayamos más allá de la activación y nuestro sistema nervioso se sobrecarga). Hablar de sobreactivación mantenida es equivalente a hablar de ansiedad y estrés.

Por este motivo es tan importante para una P.A.S. aprender a mantener un estado óptimo de estimulación, aprender a reconocer cuando nuestro cuerpo nos avisa que nos estamos empezando a sobrecargar de ansiedad, y también aprender de qué maneras podemos rebajar la nuestra sobre activación: por ejemplo, con un lenguaje interior adecuado, a través de la expresión artística, o principalmente actuando sobre nuestro cuerpo, con nuestra respiración, relajando la musculatura, con la atención llena, etc.

En caso contrario, este estado de ansiedad y alerta continuada puede acabar pasando factura a nuestro equilibrio físico y emocional. A veces hay personas que viven totalmente cargadas de ansiedad desde hace muchos años sin ser conscientes, precisamente porque están muy desconectadas de su cuerpo.

Así pues, ser P.A.S. no implica necesariamente ser una persona ansiosa, pero sí que las personas con alta sensibilidad nos tenemos que cuidar algo más, para prevenir caer en estados innecesarios de sobreactivación nerviosa mantenidos en el tiempo.

¿Qué es la activación fisiológica y qué relación tiene con la alta sensibilidad?

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La activación fisiológica es la reacción natural que nuestro cuerpo pone en marcha ante cualquier situación en la que debemos prestar mucha atención o mantenernos alerta.

Cualquier persona ejecuta mejor una tarea cuando su sistema nervioso está moderadamente estimulado o activado. Si nuestro nivel de estimulación es muy bajo, como cuando nos acabamos de despertar, solemos sentirnos torpes, sin energía e incluso nos cuesta pensar con claridad.

Por el contrario, una estimulación muy alta de nuestro sistema nervioso nos puede llevar a sentirnos tensos, descentrados, nerviosos, bloqueados o eufóricos, como si estuviéramos fuera de control, aunque este estado puede ser una respuesta biológica adecuada en situaciones de riesgo para nuestra seguridad o integridad. Es lo que llamamos respuesta de estrés.

Fuera de este tipo de situaciones extremas, el nivel de estimulación más adecuado para nosotros no se encuentra ni en un extremo ni en el otro, sino más bien a medio camino entre ambos: en el llamado «nivel óptimo de estimulación nerviosa».

La intensidad con la que reacciona nuestro sistema nervioso en la misma situación o ante un mismo estímulo varía ampliamente entre unas personas y otras. Dentro de esta variedad, los animales altamente sensibles, humanos incluidos, llegamos a un estado de activación nerviosa más rápidamente que el resto de la población. En otras palabras, nuestro sistema nervioso tiene un umbral más bajo de respuesta a los estímulos y también alcanza un estado de estrés fisiológico más rápidamente.

Se trata de una diferencia heredada y con una base biológica, aunque puede verse modulada por las experiencias de vida, especialmente durante nuestra infancia. Lo que es inicialmente una ventaja evolutiva (la capacidad para captar señales del entorno y, por tanto, responder ante posibles riesgos o peligros) puede acabar siendo una desventaja cuando se vive en una sociedad como la nuestra actual, llena de prisas, retos continuos y estímulos de todo tipo, que pueden mantener al organismo altamente sensible en un estado de estimulación constante, cada día y sin oportunidades para descansar y recuperarse.

Por eso es tan importante que las PAS (Personas Altamente Sensibles) aprendamos a reconocer cuándo nuestros niveles de activación están demasiado altos y cuándo esta situación comienza a durar demasiado tiempo, y también qué podemos hacer para reducirla, a fin de evitar que todo esto acabe pasando factura a nuestro equilibrio físico y emocional.
¿Ser PAS es equivalente a sufrimiento?

No. La alta sensibilidad es una característica biológica relacionada con un sistema nervioso más sobreestimulable y que capta y procesa más estímulos e información sensorial, cognitiva y emocional del entorno. Como consecuencia de esta predisposición, nuestra respuesta física y emocional a los cambios y las circunstancias del entorno es normalmente más intensa: nuestro sistema nervioso se activa enseguida y, en situaciones de posible riesgo, real o imaginado, llega a la sobreestimulación con más facilidad que un organismo con un nivel de sensibilidad más bajo.

En otras palabras, las PAS en general nos cargamos de estrés más fácilmente y también somos personas con una emocionalidad intensa: nos conmovemos más con las artes, la belleza, las buenas acciones de los demás, etc.; nos ilusionamos con las buenas noticias, nos sobresaltamos con las sorpresas, y también nos vemos enormemente impactados por los fracasos amorosos, las pérdidas, los conflictos, los agravios…

Ser emocional no es malo. Al contrario, la emotividad tiene como función transmitirnos información muy valiosa tanto para nuestra supervivencia como para nuestro bienestar.

«Sense emocions caminaríem perduts a l’hora d’interaccionar amb el món que ens envolta».

  (
Julia Farré)
Ahora bien, mientras que esta respuesta emocional inicial, más biológica, es parte de nuestra manera innata de ser y siempre estará, una cosa diferente es nuestra capacidad de regulación y cómo gestionamos estas emociones después del primer momento. En este sentido, depende de la inteligencia emocional de cada persona y no de la alta sensibilidad, si gestionamos las emociones a nuestro favor y si tenemos capacidad para reconocerlas, modularlas, no quedarnos anclados en ellas, y volver a un estado de relajación nerviosa, necesario para la buena salud y nuestro bienestar personal. Esta capacidad para gestionar las emociones depende de muchos factores, pero sin duda, es algo que se aprende y mejora a lo largo de la vida de una persona. Es cuando la PAS vive en paz con sus emociones, incluso las más incómodas, y es capaz de hacerlas servir a su favor, cuando toda la parte favorable y amable de este rasgo de la personalidad – la expresión artística, las ideas creativas, la empatía constructiva, la profundidad de análisis o la intuición – florece de verdad.
¿La alta sensibilidad puede tener un origen en situaciones traumáticas?

De ninguna manera. Hoy en día ya hay suficiente base científica para afirmar, sin ninguna duda, que los individuos nacemos con diferentes niveles de sensibilidad al entorno que nos rodea y con una capacidad de respuesta diferente ante los estímulos ambientales y sociales, dependiendo de nuestra genética. Las PAS seríamos ese 20-30% de la población nacida con un sistema nervioso más estimulable, que reacciona más ante los estímulos externos, y esto es algo que nos pasa desde nuestro nacimiento.

¿Por qué hay aún especialistas que opinan, erróneamente, que este rasgo puede ser producto de situaciones traumáticas del pasado? Porque, por desconocimiento del término, confunden alta sensibilidad con neuroticismo o hipersensibilidad emocional, los cuales sí que a menudo tienen su origen en necesidades emocionales o situaciones traumáticas no resueltas. La alta sensibilidad es un concepto psicológico con una entidad propia, independiente de la inestabilidad y la hipersensibilidad emocional.
Así, mientras que este rasgo puede convertirse en un factor protector o potenciador de cualidades para un niño PAS que crece en un entorno seguro y bien acompañado, también puede desembocar en una especie de sensibilidad vulnerable, cuando el niño PAS crece en entornos complicados y con un exceso de estrés. Esto es algo que puede suceder en cualquier niño, pero sería más el caso de los niños altamente sensibles. Es precisamente por este motivo que un buen acompañamiento de los niños PAS y el conocimiento de este rasgo por parte de padres y educadores puede ser tan importante y decisivo.